26 de agosto de 2012

Jorge Luke: el vago profesional

En 1969, mientras Woody Allen estrenaba su segunda película Take the money and run, en México, José (el perro) Estrada, Guillermo Murray y Mauricio Wallerstein hacían lo suyo con Siempre hay una primera vez; un film que cuenta las historias de tres mujeres de distinta clase social que se enfrentan a la pérdida de su virginidad, en medio de una sociedad tradicional que atisba ya un México moderno. Es ahí donde Jorge Luke debuta en el cine mexicano, al mismo tiempo que Al Pacino lo hace en Me, Natalie del estadounidense Fred Coe. En este contexto histórico del cine internacional, México comenzaba lo que Maximiliano Maza llama el Cine estatizado (1970-1975) ese período en el que Luis Echeverría concede a los medios masivos de comunicación, la importancia que antes se le había negado. Un fuerte impulso a la industria cinematográfica tiene lugar en la creación de tres productoras nacionales: Conacine, Conacite I y Conacite II; así como también se reconstituye la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas ; Esa misma academia que nominaría a Jorge Luke dos veces como “Mejor actor”. También se inaugura la Cineteca Nacional en 1974 y en 1975 se crea el Centro de Capacitación Cinematográfica.

Derivado de este gran impulso al cine mexicano, surgen figuras como Arturo Ripstein, Felipe Cazals y el ya antes mencionado José Estrada dando pie a un cine nacional moderno, en cuyos contenidos nos acercamos a la problemática social real que se vive en la urbe, dando cabida a la libertad, una libertad creativa crítica e incisiva: “Nunca antes habían accedido tantos y tan bien preparados directores a la industria del cine, ni se había disfrutado de mayor libertad en la realización de un cine con ideas avanzadas." , de ahí que se considere al cine mexicano realizado entre 1970 y 1976 como el mejor que ha dado nuestro país.

Vuelvo entonces a Siempre hay una primera vez, esa película escandalizadora que inaugura una nueva época para el cine y que además lanza al ruedo a Jorge Luke, quien se convertiría inmediatamente en una figura importantísima para la industria fílmica; a pesar de que en esta participación no tuviera más que ese diálogo cuestionador de “¿Y tú qué piensas?”. Sin duda alguna, esa apariencia atlética y sensualidad masculina le valieron a este defeño para convertirse en uno de los protagonistas de los años setentas, pese a que él mismo decía tener cara de perro. Fue un galán duro y testarudo que dio vida a matones, vengadores, judiciales y villanos; pero siempre acompañado de bellas mujeres como Isela Vega o Farrah Fawcett. Participó en producciones mexicanas, norteamericanas e italianas, convirtiéndose en uno de los actores mexicanos más aclamados por la audiencia española.

La gran calidad actoral de Luke se demuestra a su paso por diversos géneros del cine: lo mismo lo vemos como un matón perturbado por la venganza que le inculcó su madre en El sabor de la venganza, un chili western dirigida por Alberto Mariscal en 1971, como indio en Ulzana's Raid, dirigida por Robert Aldrich en 1972 o como lanchero acapulqueño audaz y divertido en Il cacciatore di squali ( 1979) de Enzo G. Castellari.

En Muerte en el Río Grande (Raúl de Anda, 1982) podemos apreciar las características más destacadas en los personajes de Jorge Luke: audaz, valiente, terco, galán, enamorado. Queda claro en este film, que cuando un hombre se ha obsesionado con la idea de la venganza, ésta es capaz de cegarlo y llevarlo a cometer grandes errores, dejando de lado incluso al amor. En varias de sus películas, esta dicotomía entre el amor y la venganza se muestran en una lucha que inevitablemente nos lleva al cuestionamiento de los valores morales de una época que ve tambalear sus prejuicios ante la modernidad; tal como sucedía en Siempre hay una primera vez. Ese cine que a los espectadores nos hace tronar, reaccionar, negarnos, querer meter mano en la historia para que no suceda lo ya inevitable, porque el protagonista, con sus bellos ojos verdes nos ha cautivado de tal manera que no queremos que se manche las manos con la sangre de su inocente enemigo, es el tipo de cine que le venía muy bien a Jorge Luke.

Los setentas significaron una apertura a todas las posibilidades, formas, estilos y temas para el cine. De tal modo que la primera mitad de la década está marcada por los filmes que ahora se consideran de culto como El Santo Oficio (Arturo Ripstein. 1974), El jardín de tía Isabel (Felipe Cazals, 1971) y Las puertas del paraíso (Salomón Laitier, 1971) ; sin embargo, a partir de 1976, cuando José López Portillo instaura a su hermana Margarita López Portillo al frente de la RTC, sin contar ésta con la más mínima preparación para el campo en cuestión, los fondos se limitan a la producción de películas picarescas sin muchas pretensiones estéticas y con una un alto grado de censura; por lo que de ahí en adelante la calidad del cine mexicano deja mucho que desear. Es penoso que se haya hecho de lado a este período glorioso del cine mexicano y sus figuras hayan quedado en el olvido. Jorge Luke hizo alrededor de doscientas películas, la mayoría de ellas de gran calidad, pero como muchos de su generación tuvo que terminar haciendo videohomes a falta de otras formas de trabajo para alguien que como él mismo dijo: “Yo no soy artista ni director, yo sólo soy un vago profesional” Pese a las circunstancias, Luke siguió participando en todo tipo de películas, incluyendo Érase una vez en Durango, dirigida por Juan Antonio de la Riva, y que puedes considerarse un homenaje a los chili westerns de los años 70´s y que de alguna manera homenajea también a Jorge Luke, quien hace el papel del veterano que instruye a un joven acerca de todo lo que sabe sobre ser un doble de acción. Esta película se estrenó en la Cineteca Nacional en 2011, esperemos que pronto llegue a nuestras manos, ya que promete ser una apología de los estudios cinematográficos de Durango.



Ahora que Jorge Luke decidió abandonar este mundo para ir a cazar angelitos, les dejo una frase suya para recordarlo eternamente: “El artista viene al mundo a repartir amor” y estoy segura de que eso fue lo que hizo, por eso en varias páginas de internet recopilé frases de sus fans, como las siguientes:

“Paz para él, serenidad para su familia, un abrazo respetuoso, y un agradecimiento por su trabajo. Gracias por haber sido un excelente actor…” José Fernando Martínez Flores

“Sr. Jorge Luke uno de mis artistas favoritos... Descanse en Paz. Lo extrañaremos” Shalia Guzmán

“¡Adios galanazo!” F. Alberto Hernández

“Señorón de la actuación, sus actuaciones eran tan adentradas a sus personajes que llegaba a creer que se la creía.. Actorazo, descanse en Paz… “ Fileín Romel León

“Que descanse en paz el gran amor de mi vida y el más grande actor mexicano jorge luke, de su ferviente admiradora María Margarita Huerta Sánchez…”











No hay comentarios:

google888e13a893acf05c.html

google888e13a893acf05c.html